martes, 8 de enero de 2013

Paraguas.

Era una tarde lluviosa, una tarde de esas que solo apetece quedarse en casa sentado al lado de la ventana, oyendo caer la lluvia, viendo como las gotas chocan contra el cristal e invitando a que los propios pensamientos fluyan al igual que las gotas lo hacen por los ventanales.

Allí estaba Anne, sentada al lado de su ventana, con la mirada perdida en el cielo gris y anhelando los momentos que deseaba pasar con Marc, momentos que hacía días atrás había compartido y que poco a poco esos recuerdos se quedaban en solo eso, recuerdos.

Lo echaba de menos, echaba de menos su sonrisa, la forma graciosa que tenia al reírse, los hoyuelitos, en sus mejillas, sus ojos marrones, el pelo desgreñado, la forma en que la abrazaba, las tonterías que hacía para enfadarla, los brazos en que tantas veces se había quedado dormida… recuerdos que se quedaran encerrados en su mente, momentos que se trasforman en una leve y amarga sonrisa.
Es inevitable, por más que quiera resistirse, rompe a llorar, lo echaba tantísimo de menos…

Se levantó, cogió su paraguas y salió a la calle para despejarse, camuflar sus lágrimas con las gotas de lluvia y que de algún modo se llevara su tristeza con ellas.
Anduvo sin rumbo, con la mirada fija en el suelo, hasta que vio una sucesión de baldosas que le eran dolorosamente familiar,  no sabía si era por costumbre, por dolor, o por la simple esperanza de volver a verle, pero allí estaba, en la calle de Marc.
Levantó la cabeza con miedo y para su asombro lo vio allí sentado, en su portal, mirando al cielo.
Él se giró y la avió, la niña que tanto quería y tanto daño había hecho, aquella con la que podía reír y a la vez sentir el dolor más profundo, frágil, con los ojos llorosos, el paraguas en la mano a un lado, mirándole fijamente. Se levantó y fue hacia ella, la abrazó y ella soltó su paraguas para encadenarse con el cuerpo del joven, hundiendo su cara en su cuello y aspirando el olor de su perfume.

- No puedo seguir así, te quiero demasiado, muero si no estás, nada tiene sentido, eres la razón para seguir, mi primer pensamiento al despertar, el último al acostarme, no quiero que estés lejos de mi lado ni un segundo más, quédate conmigo por siempre- imploró el chico.

- Por siempre… - dijo ella abrazándolo más fuerte – por siempre es muy poco tiempo.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Momentos.

Y cuando te miro a los ojos puedo sentir como me pierdo,
el mundo desaparece y solo estamos tú y yo,
tu mirada frente a la mía, mi alma abrazando la tuya.
Nuestra piel desprendiendo chispas con cada roce,
sentir tu piel contra mi piel es como el suave beso de un ángel…
Besos… dulces y cálidos,
un juego de bocas que bailan al mismo compás, sutiles roces,
momentos que me permiten respirar el mismo aire que respiras,
dándome la oportunidad de sentirte cada vez más cerca de mi.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Retales de un recuerdo.



No sabía qué hacer, andaba de un lado a otro frente a la puerta del desván, indeciso. La llave bailaba entre sus dedos, esperando si su destino sería abrir aquella puerta que Mike tenía delante. Decidido. Dio un paso al frente y abrió la carcomida puerta. Un fuerte olor a humedad acompañado de recuerdos le abofeteó la cara, recuerdos que hacían que el estómago se le encogiera a cada paso que daba hacia el interior.

Todo estaba perfectamente igual que el día en que la vieja puerta se cerró tras él, aquel día en que se prometió allí mismo que volvería en el momento en el que se encontrase preparado.
Mike ojeó la habitación, nostalgia, melancolía, tristeza, cariño, alegría, risas, recuerdos contradictorios que reportaban a una buena época.
Por fin lo vio, el viejo baúl donde sabía que los más preciosos tesoros albergaban en su interior. Rompió el oxidado candado y lo abrió, echó una mirada rápida en su interior, hasta que sus ojos encontraron aquello que andaba buscando.
La sacó, quitó el poco polvo que había acumulado tras el paso de los años y la observó. Insertó los brazos dentro de las mangas y la ajustó a su cuerpo, dio media vuelta y se miro en el polvoriento espejo de pie. Allí estaba él, Mike, con la vieja chupa de su abuelo sobre sus hombros. No pudo evitar sonreír al recordar a su abuelo con aquella maravilla tejida en cuero, ahora sobre sus hombros.

- Una parte de mí al fin está completa – se dijo a sí mismo.

Volvió al baúl y lo cerró, se quitó la chupa y la recogió en su brazo, dispuesto a salir y zanjar un pequeño asunto pendiente entre él y su pasado.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Reflejo 2.0

No se como ha pasado
viniste a mi por casualidad
te quise desde el primer momento...
algun dia seras para mi?
Ha pasado mucho tiempo
la vida nos cambió
ahora tenemos una oportunidad
no la dejemos escapar
Siempre te he tenido presente
sé que nunca te fuiste
siempre estuviste ahi
pero y ahora?
Ahora te tengo y te rompo por momentos
me siento triste cuando esto pasa
una vez ya lo dije
"creo que todo lo hago mal"
Algunas veces creo que soy un reflejo
un reflejo de alguien anterior
a veces pienso que solo pasan dos cosas,
o rompo o reflejo.