Son las 11 de la mañana de un sábado a finales de mes y Mia está durmiendo a pata suelta en la cama.
Ethan mientras tanto la observa detrás de la puerta entreabierta. Dudoso decide entrar para observarla más cerca, a los pies de su cama.
*Vaya, que guapa es… parece tan… vulnerable…* sonríe.
Se sienta en la cama y le toca la pierna subiendo hacia su muslo.
* Que piel tan suave…*
Su mano ahora esta posada en el cuello, debajo de la oreja y va bajando hacia su clavícula, despacio, intentando no despertarla. Detiene su dedo sobre su seno, observando su lisa y blanca piel, dulce olor a fresa…
Se inclina a oler su pelo rosa
*Huele a flores… me apetece besarla…. No… quiero besarla!*
Acerca su boca hacia la suya.
Mia abre los ojos y le mira. Ethan se da cuenta y se aparta.
Mia: he estado despierta desde que has entrado, pero por favor… no pares.
Ethan, alucinado no se lo piensa dos veces y la besa suavemente, poco a poco el calor se apodera de ambos, quitandose la ropa y quedándose uno sobre el otro, mirándose a los ojos.
Mia acoge su cara con sus manos y le atrae hacia ella, dándole un mordisco en el labio inferior, empezando así un desayuno diferente al de todas las mañanas.
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